Con sentimientos de culpa y comprometiéndose con golpes de pecho y propósitos –que casi nunca se realizan–, es enfrentada por casi todas las personas que cayeron en los excesos de fin de año la obligada tarea de acondicionar el organismo y limpiarlo de los rastros de ese desmande.
Sacar en estampida dulces, harinas y grasas de los platos, además de ayunos, restricciones y un forzoso llamado a despolvar los tenis y la sudadera para reiniciar, por enésima vez, una rutina de ejercicios, marcan la tendencia general en estas primeras semanas del año.
Verdaderos retos a la voluntad, con el único objetivo de poder empacarse de nuevo en la ropa de inicios de diciembre.Leer más…